Entrevista a Juan Peyrú, el compilador bizarro.
Por Gastón Chansard
Armar 100 selecciones y relacionar cada uno de los apellidos
de los futbolistas con un tema específico es una hermosa locura o, si se
quiere, algo bizarro, con un alto sentido del humor para un fútbol con pocas
alegrías. Luego de leer la
Selección de Estupefacientes, que forma con Lima; Pacco,
Yacolev, Dopazo y Droguett; Dell’Orto, Colace, Bolado y Vizio; Zubavicius y
Drogba; o la loser: Manchado; Salameh, Dudar, Nardi, Rebottaro; Pansardi,
Bulgarelli, Vergassola, Malvestitti; Naif y Mannini. Pausa cayó en la tentación
de salir a buscar al autor.
Juan “Tigre” Peyrú es músico y periodista, y desde el año
pasado es el padre del libro Botinazo Cósmico. Así define la obra en su página
web: “La idea básica de este libro era la de juntar a muchos de los futbolistas
de la historia, agrupados y clasificados según el significado de su apellido.
Todos los jugadores presentes en el libro son reales, al igual que sus datos, y
están ubicados en sus puestos originales. Disputaron Mundiales, Copas
Libertadores, Torneos de AFA, Ligas Europeas y/o Champions League”.
—¿Quién es Juan “Tigre” Peyrú?
—Soy yo, mucho gusto. ¡Je! En serio…un buen tipo, coherente,
laburante, emprendedor. Por suerte hago lo que me gusta y puedo vivir de eso.
Me considero una persona auténtica y feliz, sin maldad.
—¿Músico, periodista o escritor?
—Creo que mi vocación mas ferviente es la música. El Tigre
& sus Manchas es una banda de rock con bastante pop. Si me sacás la música
me muero. Pero me encanta hacer un poco de todo, sino me aburro. Disfruto mucho
de escribir. Cuando me siento a componer letras es de los desafíos mas lindos
que uno puede tener. También me fascina hacer radio, cosa que por suerte hago
en Radio Provincia (AM 1270). Ahí hago unas seccione-s particulares y hablo de
deportes, música y otras cosas que me gustan.
—¿Cómo surgió Botinazo Cósmico?
—Surgió como un juego, paveando con amigos, como salen las
mejores cosas (en el prólogo del libro lo cuento bien). Primero empezamos con
los nombres que nos venían a la cabeza pero después, como buen obsesivo
compulsivo que soy, empecé a juntar data de todos lados para seguir
incorporando. Cuando me di cuenta, ya tenía mas de 200 selecciones hechas.
—¿Cuándo te diste cuenta de que se podía hacer un libro?
—Cuando empecé a mostrarles a algunos amigos los primeros
borradores. ¡Se cagaban de risa! Me decían que por favor hiciera algo con eso,
que no lo dejara en un cajón. Ahí me noté que era divertido para cualquiera y
que no hacía falta saber de fútbol para disfrutarlo. La motivación de mis amigos
fue clave. Así que me decidí a darle forma de libro; lo patenté y empecé a
ofrecerlo en editoriales. La primera a la que fui, Sudamericana, lo aceptó en
el acto y ofreció editarlo.
—¿Futbolero desde siempre?
—Desde la cuna, pero a los 10 años explotó la bomba. Mi
viejo, fanático de Racing, me empezó a llevar a la cancha en el 88 y me volví
un enfermo, como buen hincha de Racing (¿alguien conoce algún hincha de Racing
que no sea fanático?). Era la época gloriosa de la Supercopa : Rubén Paz,
Colombatti, el “Toti” Iglesias, Olarticoechea, Fabbri, Fillol… en fin, todos
unos monstruos.
—¿Qué leías, escuchabas y mirabas desde chico con respecto
al fútbol?
—En esa época todo. Sabía hasta cuanto calzaba el arquero
suplente de Mandiyú. Era muy fanático. Y eso que en esos tiempos no existía el
bombardeo mediático que hay ahora. Era esperar Fútbol de primera con ansias los
domingos a la noche para ver los goles y los martes que salía El Gráfico, que
por suerte me lo traía siempre mi viejo. Todavía los guardo. De hecho, fueron
una gran ayuda para la concepción del Botinazo.
—¿Cuál fue la crítica más loca que hicieron de tu libro?
—“Siento alivio tras leer este libro. Hay gente que está
mucho más loca que yo. Fanáticos del fútbol, no se lo pierdan. Se van a
divertir mucho”, de Juan Pablo Varsky.
—¿Cómo, cuándo y dónde le llega a Maradona el libro? ¿Y cuál
fue tu sensación luego de la noticia?
—Un conocido mío, el querido Luciano Malatini, me dio una
gran mano acercándole el libro a algunos futbolistas como Cavenaghi, Trezeguet,
Riquelme, el ‘flaco” Schiavi, etc. Un día me llama y me dice: “Me voy a Dubai a
verlo al Diego, ¿querés que le lleve un libro?”. Imaginate. Me quedé congelado.
Al Diego lo amo, como a pocos. Una emoción muy grande. Me quedé una hora con la
birome en la mano y la primera hoja en blanco pensando: “le estoy escribiendo
al Diego. ¡Ay mamá!”. Me temblaban las piernas. Creo que terminó siendo más una
declaración de amor que una dedicatoria. Para hacerla completa, un día abro el
mail y “Malata” me había mandado fotos del Diego con el libro. Un maestro. El
Diego dio el ok para que me las mande. Fue genial, muy emocionante. Sueño del
pibe cumplido.
—¿De las 100 que armaste, cuál es la selección que más te
gusta y cuál es la que más te costó armar?
—Creo que de mis preferidas son “Minas que dan” y “Minas que
no dan”, con “Chichizola” y/o “Mina de vino”, de un lado y del otro, por
ejemplo. Que costaron hubo varias. Pero me quedo con la corrupta: “Choriev” me
completó el equipo.
Publicada en Pausa #121, miércoles 11 de septiembre de 2013
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