Cerca de 50 jóvenes y niños
de la zona que forman parte del movimiento scout dieron a conocer su
postura ante la violencia en las escuelas y su punto de vista ante la sociedad.
Por Marcela Perticarari
Un grupo de niños y jóvenes del distrito local de Scouts de
Argentina se juntó a debatir sobre sus sueños y la problemática de bullying en
las escuelas. El compromiso y la solidaridad son los pilares fundamentales del
movimiento que mueve a millones de personas en todo el mundo.
El sábado 8 de junio, cuatro días después de conocerse la
noticia de una maestra agredida por dos alumnos de la Escuela N º 14 Nicolás
Avellaneda –ubicada en barrio Roma–, el aire que se respiraba en los pasillos
del establecimiento era distinto y las sonrisas de un gran grupo de pibes
estaba a flor de piel: la escuela fue el sitio elegido para realizar el foro
anual del Distrito 4 (Zona 18) de Scouts de Argentina. Susana Álamo, directora
del distrito y Mónica Gamboa, asistente de comunicación, conversaron con Pausa
sobre el evento que se realizó bajo los lineamientos de los scouts a nivel
nacional.
El movimiento de scouts fue creado por el inglés Robert
Baden-Powell tras la
Segunda Guerra Mundial, como una actividad destinada a niños y
jóvenes entre 7 y 21 años. Su trabajo teórico, reflejado en 15 fascículos
denominados Escultismo para Muchachos, fue publicado en 1908. Los números
indican que el escultismo conforma el movimiento de educación no formal que
reúne al mayor número de jóvenes y niños en el mundo: 500 millones de personas
han gritado su “siempre listos”.
En Argentina, el movimiento llegó de la mano de los
trabajadores ferroviarios ingleses y comenzó a diseminarse en las parroquias
debido al interés que mostraron los sacerdotes. También se difundió en colegios
británicos, e inmediatamente se fueron abriendo grupos en colegios nacionales y
en otros lugares como cuarteles de bomberos y comisarías. Uno de los
precursores locales fue Francisco Pascasio Moreno, conocido en la posteridad
como Perito Moreno.
En 1909 ya se realizaban campamentos scouts en Morón,
Claypole, Gándara y en otras localidades de la provincia de Buenos Aires. En
abril de ese mismo año, Robert Baden-Powell visitó Argentina y grande fue su
sorpresa cuando a su arribo lo estaba esperando una patrulla de Lomas de
Zamora, precursora del actual grupo scout General Galo Lavalle de la localidad
de Banfield. En 1912, la
Asociación de Boy Scouts Argentinos se institucionalizó a
nivel nacional y, cinco años después, el presidente Hipólito Yrigoyen la
reconoció como institución nacional mediante decreto presidencial. Al cumplirse
los 100 años de tareas en nuestro país, el centenario de los scouts fue
celebrado bajo el lema “un mundo, una promesa”.
En Santa Fe, los primeros grupos scouts empezaron a formarse
hace 40 años y el pasado 12 de mayo se realizó la apertura distrital del año de
actividades, que convocó a casi 400 jóvenes en las instalaciones de La Redonda.
La misión del Movimiento Scout, a través de un sistema de valores
basados en la Promesa
y la Ley Scout ,
es contribuir a la educación de los jóvenes para que participen en la
construcción de un mundo mejor donde las personas se desarrollen plenamente y
jueguen un papel constructivo en la sociedad.
Según sus propios lineamientos, se logra “usando un método
específico que hace a cada individuo el principal agente en su desarrollo como
una persona que confía en sí misma, capaz de dar apoyo, responsable y
comprometida”. Los Scouts de Argentina señalan que “el reconocimiento se basa
en el prestigio de la acción educativa y su capacidad de aprender haciendo,
brindando igualdad de oportunidades con una propuesta inclusiva, dinámica,
participativa y atractiva para niños y jóvenes digna de ser apoyada por la
comunidad”.
300 almas siempre listas
En el Distrito Scout 4 (Zona 18) funcionan siete grupos que
desarrollan sus tareas en las parroquias santafesinas de San Pedro, Lourdes,
Fátima, María Auxiliadora, Monseñor Zazpe y Nuestra Señora del Rosario, sumado
a otro de la localidad de San Javier. También hay agrupaciones incipientes en
Monte Vera, Emilia y Laguna Paiva. En total suman cerca de 300 jóvenes. Por lo
general, las actividades se llevan a cabo los sábados por la tarde, a excepción
de los campamentos que se realizan en verano y duran una semana. Los
participantes trabajan en grupos mixtos y se dividen por edades: Lobatos y
Lobeznas (de 7 a 11 años), Unidad Scout (11 a 14), Comunidad Caminante (14 a
17) y Comunidad Rovers (17 a 21). La inclusión de chicos con capacidades diferentes
es un tema de vital importancia para los scouts.
“Somos parte de la educación no formal que apunta al respeto
como valor primordial. Proponemos ser cuidadores y defensores de la vida de la
familia, apostando siempre a formar jóvenes ciudadanos comprometidos y
responsables. Todo eso se realiza a través del juego. Por supuesto que a esto
no lo podemos hacer solos: nos acompaña la familia y el interés de cada chico,
ya que los adultos diseñamos distintas actividades junto a los participantes en
función de sus propias expectativas. Una de las bases también es el trabajo en
la naturaleza, pero cada vez nos está costando más porque es muy difícil
conseguir lugares que se adapten a nuestras necesidades”, detalló Susana Álamo.
A comienzos de junio, distintos grupos del Distrito 4 (Zona
18) de Scouts de Argentina debatieron sobre sus sueños y el bullying,
reflexiones que luego elevaron a un foro nacional.
La directora del Distrito Scout 4 señaló que los chicos se
acercan al movimiento invitados por sus propios amigos. “Y los padres, cuando
se enteran que hay un grupo de scouts cerca de su casa, también se arriman para
conocer lo que hacemos. Además realizamos campañas de difusión para sumar
gente”, amplió.
Los tópicos de debate durante los días 8 y 9 de junio fueron
propuestos por jóvenes de todo el país: los sueños de Scouts Argentina “que
sirven para crecer” y el fenómeno del bullying en los ámbitos escolares. “Nos
mandaron lineamientos y tenemos que ver si los chicos realmente se sienten
identificados con ellos”, agregó Susana Álamo. El primer paso del foro
consistió en el trabajo en grupos y luego se presentaron recomendaciones que se
elevaron a distintos niveles en el 12º Foro Nacional de Jóvenes realizado el
último fin de semana en Santa María de Punilla, provincia de Córdoba, del cual
participaron los delegados de nuestra zona. “Éstas son instancias muy buenas
que ayudan a los chicos a expresarse y a hacer valer su opinión”, destacaron
las guías.
Consultada sobre su propia experiencia, Susana Álamo aseveró
que “me acerqué al movimiento por mi hijo mayor y descubrí todo lo que se puede
brindar a los jóvenes, además de crecer yo misma como persona. No es cierto que
la juventud esté perdida: hay que saber encontrar sus intereses, de lo
contrario no estarían estos 50 chicos un sábado a la mañana debatiendo
distintas cuestiones como sus sueños y prácticas como el bullying. Ese es el
desafío que nos lleva a continuar en este voluntariado que se lleva a adelante
con un compromiso muy grande porque tenemos a los chicos en nuestras manos”.
—¿Cómo ves el presente y futuro del movimiento scout?
—Lamentablemente las múltiples obligaciones que tienen los
chicos hacen que algunos abandonen las actividades, pero como decimos siempre:
una vez scout, siempre scout. Últimamente se suman más chicos de la franja de
14 a 21 años, que corresponden al Grupo Caminantes. Ellos tienen una mayor
permanencia y compromiso en sus proyectos y gestos solidarios.
Hacerse visibles
Fiorella, Hugo, Mario, Lautaro, Paula, Juliana y Gabriela se
sentaron en ronda, mate de por medio, para debatir sobre sus sueños como
scouts.
“Queremos hacernos visibles a la comunidad a través de
acciones y proyectos por fuera de nuestros grupos. Estamos discutiendo la forma
en que nos ve la sociedad ya que algunos chicos sufren el bullying porque no
conocen nuestro trabajo. Los medios nos suelen mostrar como jóvenes que ganan
medallas por ayudar a un anciano a cruzar la calle, pero la realidad es que
trabajamos duro para dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos”,
reflexionaron. Y agregaron: “Deseamos que cada vez más jóvenes y niños sigan nuestros
pasos para convertirse en mejores personas. Nosotros asumimos responsabilidades
y así nos preparamos para la adultez”.
—¿Les gustaría formar parte del movimiento después de los
21?
—Yo voy a seguir hasta los 50 o hasta que me muera porque
scout una vez, scout para siempre –reafirmó uno de los jóvenes–. Tenemos
principios fuertes que cumplir porque hacemos una promesa cuando ingresamos.
Publicada en Pausa #116, miércoles 26 de junio de 2013
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