ANUARIO 2014. Las movilizaciones que detuvieron
temporalmente la construcción de cocheras en el espacio verde del centro
pusieron en el tapete un profundo debate sobre la vida urbana.
Desde mediados de este año se hizo sentir la resistencia
contra la construcción de cocheras en el Parque Alberdi y la Plaza San Martín. El
reclamo puso en el tapete la discusión sobre la vinculación de lo público con
lo privado en la ciudad, y descubrió el velo de una ordenanza municipal que
permite que en esta capital se practiquen contratos que nada tienen que
envidiarle a las privatizaciones del menemismo.
Capítulo I: Parque Alberdi
El 14 de junio, la Asamblea en Defensa de lo Público comenzaba un
acampe en el espacio verde situado frente a la API, ante la mirada desconcertada de los
empleados públicos y transeúntes usuales del lugar.
La iniciativa, aprobada de forma unánime por el Concejo,
contempla que
la UTE
ganadora construirá
295 dársenas para vehículos, ocupando de forma
semisubterránea
7.280
metros cuadrados de los 15.245 que tiene en superficie
ese espacio público. Con respecto a los árboles –uno de los puntos de discordia
que tomó mucha relevancia, más allá del jugosísimo negocio que son las cocheras
en sí–, el subsecretario de Ambiente local, Roberto Celano, indicó que de los
137 existentes se conservarán 65; 46 serán trasplantados en el entorno, y los
restantes se extraerán.
Por otra parte, el Monumento a la Madre será restaurado y
emplazado en un espejo de agua, y se instalarán nuevos juegos infantiles por
rangos de edades. Celano remarcó especialmente: “la plaza no va a desaparecer”.
No obstante, los asambleístas enfatizaron en que la
ciudadanía no fue informada sobre las modificaciones que sufriría el Parque, ni
sobre el impacto ambiental de las mismas. También recordaron que se trata de un
espacio que es Patrimonio Arquitectónico y Urbano de la Ciudad.
Por ello, ingresaron en
la Justicia una serie de
presentaciones para frenar los trabajos, pero no obtuvieron resultado positivo.
El 23 de julio,
el juez Eduardo Sodero rechazó el recurso interpuesto por el Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat) y exigió condiciones mínimas a
la Municipalidad para
continuar con las tareas, que poco después se retomaron, y prosiguen al día de
hoy, bajo el mando de Park Centro, una UTE conformada por CAM y Ponce, dos
grandes constructuras de nuestra región. Particularmente, CAM posee varios
emprendimientos (como Puerto Amarras o el Hotel de Campo de Colón) que de forma
directa o indirecta
se relacionan con el secretario de la Producción de la Municipalidad, PabloTabares, o su familia.
Capítulo II: plaza San Martín
Mientras aún resonaba la controversia por el Parque Alberdi,
se conoció que el Municipio y el Concejo (con mayoría oficialista) avanzaban en
una iniciativa similar para la Plaza San Martín. La propuesta que recibió el visto bueno fue
presentada por Ingeconser SA, que plantea la construcción y explotación de un
estacionamiento soterrado con un total de 822 cocheras.
A nivel de superficie, la empresa ofrece la reubicación de
esculturas, elementos característicos y especies arbóreas, y la reparquización
del lugar, con vistosos y modernos canteros. Muy atractivo. Pero una vista
simple del plano arquitectónico permite ver que ese tradicional espacio público
sería convertido en un gran solarium. Y que poco o nada le quedaría de “espacio
verde”.
La iniciativa está lejos de la instancia definitoria: está
en revisión en el Municipio, que debe elaborar su propia versión para luego
llamar a licitación. Y hace meses que el proyecto reposa, plácido. Porque
aunque las autoridades locales no reconozcan públicamente el “efecto Parque
Alberdi” –aparentemente, hacerlo sería señal de debilidad–, lo cierto es que
acusaron recibo del golpe, y los cambios en la plaza San Martín quedaron en el
freezer. Al menos por el momento.
Lo público y lo privado
La ordenanza 11.852 de marzo de 2012 establece que el
Ejecutivo local “podrá celebrar contratos de concesión de obra pública, de
servicio público, de uso y explotación de bienes y espacios públicos, o el que
jurídicamente corresponda según el caso”.
Poco y nada queda del viejo Parque, que durante 2014 fue la residencia de todo tipo de intervenciones y marchas de los vecinos. Foto: Bárbara Favant.
Así, en Santa Fe un particular puede modificar aquello que
es de todos y luego usufructuar por un máximo de 30 años los beneficios de esos
cambios. Estamos asistiendo a la autorización de privatizaciones en nuestra
ciudad, bajo el nombre de “Régimen de Iniciativa Privada”.
En función de esa normativa es que se aprobaron los trabajos
en el Parque Alberdi (que además fueron habilitados por un irrisorio canon
mensual de $1.000), y por ella es que se inició el proceso sobre la plaza San
Martín.
Sea cual fuere el resultado, quedó claro que las autoridades
no pueden llevar nada adelante sin el aval de los vecinos, que demostraron un
poder de movilización inédito respecto de estas cuestiones de la vida urbana.
A esta altura, parece que la gente no se deja avasallar más:
pregunta, demanda, y quiere que clara y contundentemente se les responda sobre
lo que es suyo, de sus hijos y de sus nietos.
Como los parques. Que son de todos.