Desde la delegación local del Inadi se realizó un ciclo de
cine que tuvo la presencia de un funcionario entrerriano de 19 años: su visión
sobre el presente de las políticas para jóvenes.
El ciclo de cine “En democracia más derechos, más
inclusión”, organizado por el Inadi delegación Santa Fe, concluyó el pasado 5
de junio con la proyección del corto Algunos bla bla sobre los jóvenes en
riesgo. La jornada, que tuvo una mesa de debate, contó con la presencia de
Matías Podestá, coordinador general de la Secretaría de la Juventud de la Gobernación de Entre
Ríos.
El joven, de 19 años, cuenta con una activa carrera
militante que inició a los 12, cuando se convirtió en presidente del Centro de
Estudiantes de su escuela. Matías comentó aspectos de las políticas públicas
que se generan desde el espacio que integra, que busca insertar a los jóvenes
en los campos de la educación, la cultura y el deporte, “dándoles la garantía
de poder integrar una sociedad un poquito más justa que los incluya”.
La moderación de la mesa estuvo a cargo de Paula Saini, Franco Espinaco, Camila Kletzky, Mara Garay, Oriana Blanche, Jonathan Bravo y
Ramón Franco también contaron las experiencias de sus territorios. El ciclo
comenzó el 22 de mayo con la proyección del corto Hoy bailaré. En dicha
oportunidad, Darío Schumacher habló sobre la sexualidad de las personas con
discapacidad. El ciclo continuó con la proyección de Nina. Liliana Loyola y
María del Carmen Carranza, presidenta y vice de la Asociación Civil
Generar, abrieron el espacio de debate.
La mirada mediada
En un principio, Matías Podestá cuestionó las miradas
existentes sobre las juventudes: “Muchas veces la sociedad entiende a los
jóvenes como personas en riesgo o sujetos peligrosos para la sociedad. Y peor
aún, cuando se habla de jóvenes en la Argentina , se hace referencia primero a sus
obligaciones y después a sus derechos. Desde 1918 con la Reforma Universitaria ,
pasando por el Cordobazo, la
Noche de los lápices y de los Bastones largos, y el regreso
de la militancia con la vuelta de la democracia en los 80, vemos que los
jóvenes eligen participar e intentar expresarse. La crisis del 2001 fue uno de
los principales agravantes para hablar en serio de lo que fueron los jóvenes en
riesgo. En los últimos 20 años se registraron los mayores índices de deserción
escolar porque aumentó la pobreza, y a la par se incrementó la desilusión del
pueblo por culpa de gobiernos que se pusieron la camiseta del FMI. Ahí nos
damos cuenta que la juventud empieza a ser realmente vulnerable”.
Funcionario del gobierno de Entre Ríos, Matías Podestá no le tiene miedo
a los micrófonos ni a la política. Foto: Carolina Niklison/Inadi.
Luego planteó que “hacia 2006, los medios de comunicación
tomaron un rol protagónico con respecto a la construcción de la imagen de los
jóvenes, enfocándolos desde las tribus urbanas como los emos, los dark o los
floggers. Las cámaras pasaban horas mostrando cómo los jóvenes se mataban a
trompadas en boliches o plazas, y el discurso era mostrar a una juventud
totalmente perdida. De esta manera se desprestigiaba su potencial. Después
empiezan a hablar de los jóvenes y el delito, y con eso terminan de aniquilar a
esa generación. De esa manera se instaló el debate por la baja en la edad de
imputabilidad, porque era una cuestión consecutiva de lo que había pasado los
años anteriores con las tribus sociales. En 2009 había más de 200 medios
hablando de la baja en la edad de imputabilidad”.
El funcionario entrerriano recordó que en 2010, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación
realizó una estadística sobre el delito y los jóvenes. El dato que arrojó la
investigación es, por lo menos, curioso: el 0,1% fue cometido por menores de
edad. El 98% de esos jóvenes vivía en situación de vulnerabilidad y consumía
drogas.
“El pibe que no tiene nada pierde cualquier expectativa de
vida. En esta sociedad tenés que ser rubio y hablar bien para que te acepten.
Lo más lastimoso es ver cómo aumenta la discriminación en los mismos sectores
juveniles, ya sea por modas, por sexualidad o condición social. La sociedad y
los medios de comunicación han llevado a que los pibes confronten entre ellos”,
lamentó Podestá.
Compromiso social
El joven calificó al sistema educativo argentino como
“ortodoxo, normalista y ahistórico. Debemos asumir que la educación que tenemos
necesita un cambio. Siempre se piensa en expulsar del sistema a los pibes
problemáticos”.
“Generalmente hablamos desde la superficialidad sobre la
pobreza o el analfabetismo. La injusticia es producto del abandono de muchos
años y de una sociedad que estigmatiza a familias enteras. Hay pibes que no
conocen el centro ni el Parque Urquiza de Paraná. Una vía los separa y no saben
que pueden pasar del otro lado. La dictadura y el neoliberalismo corrompieron
todos los lazos sociales que se habían construido de la mano del peronismo.
Detrás de los chicos pobres que están en la calle hay años de abandono y en la
sociedad hay grandes manadas de langostas, que tienen un ciclo de vida muy
interesante: nacen, comen, defecan y mueren. Llevemos eso a la realidad humana.
¿Cuántas personas hoy pasan su vida pensando que vienen a este mundo para
nacer, recibir un título, trabajar, jubilarse y listo? ¿Y mientras tanto qué
hicieron por el otro si el título que obtuvieron es para ayudar a la sociedad?
Así pasan las personas en este mundo, pensando que lo único importante en sus
vidas es su ombligo y los bienes materiales”, sentenció.
Y reflexionó: “Vivimos en una sociedad llena de violencia
porque tenemos a los medios estigmatizando a los jóvenes durante todo el día y
a diferentes sectores de la sociedad que les niegan ser partícipes de la
historia. La libertad y la independencia se dan cuando una persona puede
autodeterminar lo que quiere para su país y qué es lo que quiere para su
presente y para su futuro. De nada sirve la construcción de políticas públicas
si los jóvenes no las conocemos y no las aplicamos La solidaridad es lo que nos
va a unir nuevamente como pueblo”.
Publicada en Pausa #135, miércoles 11 de junio de 2014
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