Un grupo de estudiantes de diferentes institutos terciarios
de la ciudad aúnan fuerzas con el objetivo de lograr, primero, la supervivencia
y luego la profesionalización de esos espacios.
Por Ileana Manucci
Luego de años de reclamos por los edificios propios y la
actualización de los planes de estudios, entre otras cosas, los estudiantes del
Instituto Superior N° 12 Gastón Gori, del Instituto Superior N° 8 Almirante
Brown, el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales, la Escuela Provincial
de Artes Visuales Juan Mantovani, la Escuela Provincial
de Teatro, el Liceo Municipal y la Escuela Técnica de Vialidad Nacional, se
reunieron para debatir las principales problemáticas que hoy presenta la
educación superior en la ciudad. De dicha reunión nació la Coordinadora de
Estudiantes de Institutos de Nivel Superior (CEINS), un espacio para poner en
común reclamos y luchas.
“La
Coordinadora nace concretamente el 6 de julio de este año”,
cuenta Iván Pereson, estudiante de segundo año de Comunicación Social del 12 y
Secretario General del Centro de Estudiantes. “Se venían dando varias
cuestiones en los terciarios, como la formación de nuevos centros de
estudiantes donde antes no existían, como en Cine, Teatro, Enfermería y la Mantovani , y por otro
lado los centros que ya estaban consolidados como Normal, Brown y el 12,
empezaban a tener algunos puntos de acercamiento. Ahí comenzamos a ponernos en
contacto y fue que surgió la reunión del 6 de julio”.
—¿Y qué salió de esa reunión?
—Ese día asistieron 27 representantes de los diferentes
institutos –recuerda Lara Margaritini, estudiante del tercer año de Cine y
Secretaria de Extensión del Centro–. Para nosotros fue una gran convocatoria,
que nos permitió avanzar bastante. Nos sirvió tanto para conocer las
problemáticas de cada uno, como para darnos cuenta de que, como suponíamos,
esas problemáticas no eran aisladas ni exclusivas de cada lugar sino que
teníamos mucho en común.
En función de la unidad en los reclamos, los centros de estudiantes terciarios se dieron una nueva herramienta política: una coordinadora.
Uno de esos temas en común, quizás el más estructural, es el
de los presupuestos asignados por el Estado a cada institución. Los terciarios
son públicos y dependen de diferentes ministerios provinciales, con excepción
de la Escuela Técnica
de Vialidad y el Liceo, que son municipales.
“La falta de inversión es uno de los reclamos más fuertes,
no sólo en lo que hace a los edificios sino en cuanto a materiales que
necesitamos para profesionalizarnos. En el 12, por ejemplo, Ambientación de
Interiores necesita tableros, lugares específicos que no tenemos; estamos
trabajando en aulas de primaria con dibujos de Gaturro en la pared y no da”,
dice Iván.
El Ministerio de Educación los nuclea a todos, pero
dependiendo de las especificidades de cada institución, también intervienen
Innovación y Cultura y Salud, por ejemplo. De esta manera, son diferentes los
ministerios que se hacen cargo de los sueldos y de las partidas para el
funcionamiento y la adquisición de los materiales necesarios. “Esto es bastante
problemático porque no está muy claro quién se hace cargo de qué, entonces
cuando se lleva un reclamo a un lugar, te mandan a reclamar al otro; se van
pasando la pelota”, explica Lara.
Principales reclamos
En el primer documento presentado por la CEINS , se estructuran las
demandas en torno a los siguientes ejes: los problemas edilicios, la
transformación de las cooperadoras en aranceles casi obligatorios, la falta de
becas y de personal necesario, planes de estudio deficientes y obsoletos.
La falta de edificios propios y los problemas de
infraestructura se encuentran entre los reclamos históricos, ya que generan
cupos reducidos en las carreras, por falta de lugar, malas condiciones de
habitabilidad y acotada oferta en los horarios de cursado.
Por otro lado, la falta de inversión lleva a las
instituciones a que el pago de las cooperadoras sea prácticamente obligatorio.
“Hay mucha presión para que los alumnos paguen la cooperadora cuando debería
ser algo voluntario”, cuenta Iván, y luego continúa: “Para las personas que
pueden pagar no les significa mucho dinero, pero en algunos institutos tratan
de cobrártela aunque vos no puedas pagar, porque es una de las pocas fuentes de
financiamiento que tienen para cuestiones de mantenimiento y de adquisición de
herramientas. Y es una situación muy incómoda la que se genera, porque hay
gente que realmente no puede pagar la cuota y capaz que van a anotarse para
rendir una materia y no te quieren anotar si no pagaste”.
La escasez de becas por parte del Estado también es un tema
que preocupa, ya que está directamente relacionado con la permanencia de los
alumnos en los centros de estudio.
—¿Cómo afecta este tema a los estudiantes?
—Nosotros creemos que los terciarios, al ser públicos,
deberían ser más inclusivos, y vemos que eso no es así porque las fotocopias
son caras, los materiales son caros, ahí reside la importancia de las becas. Y
otra cosa es el tema de los planes de estudio, que tienen cuestiones de
exclusión también, porque en algunos lugares suelen poner materias o talleres
obligatorios a contra turno, entonces alguien que trabaja no puede hacerlos y
se le complica toda la cursada.
Desde la
CEINS también se hace hincapié en esto último, en las
características propias que posee el estudiante de nivel superior no
universitario, que deben ser atendidas para asegurar su permanencia y egreso.
Margaritini explica: “Por lo general la gente que busca una
educación pública terciaria necesita capacitarse para encontrar trabajo en un
plazo relativamente corto, pero nos encontramos con que hay un montón de cosas
que no te permiten hacer la carrera en el plazo estipulado. La mayoría de los
estudiantes del nivel superior público son trabajadores y la cursada se
complica por los horarios, porque la mayoría de las materias son presenciales,
anuales y no se pueden rendir libres”.
“Hay de todo en los terciarios”, agrega Pereson, “pero
sobretodo encontramos un fuerte componente de trabajadores, de personas de
sectores populares. De hecho se reclamó durante 5 años un terciario en el
norte, que finalmente el año que viene va a empezar a funcionar, lo cual
demuestra que la misma sociedad ve al terciario como un lugar de inclusión,
aunque esto en la realidad no se da. Desde la Coordinadora creemos
que los reclamos son legítimos porque en nuestras instituciones estamos
formando educadores, trabajadores de la cultura, enfermeros, personas
especializadas en áreas que son necesarias para la comunidad”.
Según datos de 2010, unos 50 mil estudiantes se estaban
formando en los terciarios, tanto públicos como privados, de la provincia. La CEINS comienza a trabajar
con la convicción de que esa masa de alumnos puede transformar la realidad en
la que viven, tanto dentro como fuera de los institutos. “Sabemos que esto es
algo paulatino, que se va a ir gestando muy de a poco. Va a ser difícil y largo
el camino hasta llegar a la concreción de los objetivos que nos pongamos, pero
también somos consientes de que los cambios no vienen desde arriba hacia abajo,
sino que hay que gestarlos desde abajo y por eso somos los estudiantes los que
estamos intentando avanzar sobre todas estas problemáticas”, finaliza Lara
Margaritini.
Publicada en Pausa #120, miércoles 28 de agosto de 2013
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