Tras una serie de misiles cruzados y obvios llamados a la mesura, se puso caliente la trifulca entre los poderes con la (re)asunción del primo político de Carlos Reutemann como presidente de la corte.
Por Ezequiel Nieva
El regreso de Rafael Gutiérrez a la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia fue leído, por analistas y dirigentes políticos, como un nuevo desafío del Poder Judicial al Ejecutivo, en medio de un conflicto que comenzó con un fallo de la Corte nacional, continuó con un copioso intercambio de dardos verbales y se cerró con la designación de las nuevas autoridades de la Corte.
Al gobierno ahora no le quedan cartas por jugar. Hermes Binner había reconocido, unas horas antes de que se haga oficial la vuelta de Gutiérrez al máximo cargo judicial, que las instituciones “se tienen que mejorar desde adentro y no desde afuera”; desde adentro, los ministros de la Corte votaron 5-1 a favor del primo político de Carlos Reutemann y lo consagraron presidente. Gutiérrez, santafesino, había ocupado el cargo por última vez en 2005; luego, por tres años, lo hizo el rosarino Roberto Falistocco.
Además de la Corte, Gutiérrez presidirá el Tribunal Electoral. Estará secundado por dos rosarinos y dos santafesinos, cada uno de los cuales será vocal titular y suplente. Se mantiene el equilibrio en el reparto de cargos entre las dos principales urbes, como expresa la conformación de la Corte, en donde hay tres ministros de cada ciudad. La deliberación interna comenzó el lunes y acabó el martes a la noche; fue calificada de “maratónica” porque, en general, las reuniones no superan las dos o tres horas.
En ese interín, y mientras Binner agotaba las señales hacia los magistrados, instándolos a que no elijan la opción más radicalizada –“lo conocemos bastante bien”, dijo de Gutiérrez–, circuló fuerte la versión de que el santafesino y su par María Angélica Gastaldi –que, hasta ahora, nunca presidió la Corte– estaban empatados 3-3 y que sería el voto de Falistocco, titular saliente, el que desempataría. Pero eso no ocurrió. En la votación definitiva los cinco ministros –Falistocco, Gastaldi, Eduardo Spuller, Mario Netri y Daniel Erbetta– eligieron a Gutiérrez, que simbólicamente votó a Spuller.
EL PARTIDO. La designación de Gutiérrez es algo así como el final de una mano dentro de un largo partido de truco entre el gobierno y la justicia provincial. Están en juego el modo en que se encarará la reforma del Código Penal y, según admitió el ministro Héctor Superti, las cuotas de poder de los diferentes actores: jueces, fiscales, policías, abogados y funcionarios del Ejecutivo. El regreso del primo político del Lole al máximo estrado del Poder Judicial es algo más que un gesto fuerte en medio de una disputa sorda; Gutiérrez fue el presidente de la Corte que avaló la sentencia del Caso Fraticelli; ese fallo fue a la vez la punta del ovillo de una larga serie de reproches de la Corte nacional contra la provincia, que se iniciaron en 2006, bajo el mandato de Jorge Obeid y ya con Falistocco al frente de la Corte.
De algún modo ya lo habían anticipado Binner y Superti cuando, en distintas ocasiones, recordaron el episodio que culminó con la canción “Resistiré”. “Hay dos tipos de resistencia: la que tiene que ver con los cambios de paradigmas en la forma de trabajar, que son resistencias más que comprensibles, se solucionan con capacitación. Pero después están las otras resistencias, que tienen que ver con los intereses que se afectan con el cambio. Y a estas resistencias solo se las quiebra con decisión política”, declaró el ministro de Justicia. A fines de 2007, poco antes del cambio de mandato –que fue, hay que recordarlo, el primer cambio de signo político en la provincia desde 1983–, habían trascendido algunos detalles de un encuentro de la corporación de magistrados realizado en Rosario. En esa oportunidad, los funcionarios judiciales cantaron a coro el tema de la novela que popularizaron Pablo Echarri y Celeste Cid.
De allí en adelante, siempre que hubo algún roce entre el Ejecutivo y la Justicia, desde el entorno de Binner apelaron a esa anécdota:
–¿Qué piensa del mensaje del Colegio de Magistrados al Poder Ejecutivo? –le preguntaron al ministro Antonio Bonfatti luego de que el órgano que agremia a los jueces emitiera un documento crítico del gobierno.
–Lo resumo en el título de una canción: “Resistiré” –respondió–. Es la canción que utilizaron cuando se venía la reforma del Código Penal, antes de que nosotros asumiéramos. Me parece que hay una vieja estructura que está crujiendo, que no está dispuesta a que las cosas cambien y que está resistiendo, tal cual lo expresaron antes de la asunción (de Binner): “Resistiré”. No quieren el cambio y están aferrados a viejas cuestiones; que se hagan responsables de lo que ha sido la Justicia en los últimos años.
En los últimos años, además del severo reto de la Suprema Corte nacional luego de la primera revisión de la causa contra el ex juez Carlos Fraticelli, la Justicia santafesina también fue blanco de críticas por una serie de causas emblemáticas: la represión en Rosario en diciembre de 2001, las inundaciones de Santa Fe en 2003 y 2007 y una larga lista de casos de corrupción que, como si fuera una regla no escrita, terminaron siempre con los imputados libres de culpa y cargo.
La llegada de Binner a la Casa Gris no se tradujo en cambios. El gobernador había dado señales equívocas: en campaña prometió hacer con la Corte “lo mismo que el gobierno nacional con la Corte nacional” –es decir, promover reformas de fondo en el sistema de designación de los miembros y a la vez autolimitar sus propias potestades–, sin por ello abandonar su discurso a favor del respeto por la independencia de los poderes. Hasta ahora la tónica ha sido esa y, en la mano que comenzó con Binner sugiriendo la renuncia de los ministros de la Corte, hubo retruco, vale cuatro y finalmente se vieron las cartas: los ministros siguen en la Corte y, como si fuera poco, pusieron a la cabeza al más resistido –ironías de lado– por Binner y los suyos: Rafael Gutiérrez.
LAS CARTAS. Apenas recobró la libertad, Fraticelli le apuntó directo a la Corte por su caso. El ex juez de Rufino –condenado a prisión perpetua, junto a su ex esposa, por la muerte de su hija Natalia– responsabilizó al máximo órgano de la Justicia santafesina por los seis años que pasó preso y deslizó que el ex gobernador Reutemann habría presionado a su primo para que se resuelva el asunto con la mayor celeridad posible porque “no quería un caso María Soledad en Santa Fe”.
En julio de 2004, bajo la presidencia de Gutiérrez, la Corte provincial avaló el proceso y la condena contra Fraticelli. En esa ocasión el órgano argumentó que no se advertía ninguna violación a la garantía de imparcialidad y que las quejas de la defensa eran, en realidad, una muestra de disconformidad con las resoluciones de los jueces. El defensor de Graciela Diesser, la ex esposa de Fraticelli, era el actual ministro de Justicia Héctor Superti. Esa votación también terminó 5-1: Falistocco, Gutiérrez, Netri, Spuller y Rodolfo Vigo avalaron el procedimiento; Gastaldi votó en disidencia.
La rosarina había asegurado que los planteos de la defensa contaban con suficiente entidad constitucional como para hacer una revisión de la causa. Pero no se hizo y Fraticelli y Diesser fueron presos. En agosto de 2006, la Corte Suprema de la Nación exigió la revisión de todo el proceso porque consideró inconstitucional la condena. A partir de ahí la provincia debió comenzar a elaborar el proyecto de reforma integral del sistema penal, cuyo cambio más trascendente es la adopción de la oralidad para el enjuiciamiento de los delitos más graves.
Un tribunal compuesto por cinco conjueces de Venado Tuerto hizo la revisión del caso y comunicó el resultado el mes pasado, nueve años y medio después de los hechos. El fallo, dividido, estableció que no hay motivos para sostener la culpabilidad de los padres de Natalia. Ambos quedaron absueltos.
TRUCO. Fue entonces que empezó el cruce entre poderes y de ambos lados jugaron a redoblar la apuesta. Primero, el ministro Superti convocó a una rueda de prensa para manifestarse sobre el fallo en particular y para dar su punto de vista sobre el conflicto en general. En cuanto a lo primero, dijo: “Es una sentencia que me da tranquilidad de espíritu y que vuelve a poner en blanco sobre negro la necesidad de una reforma profunda en el sistema santafesino, con transparencia y con la posibilidad de que la gente vea cómo funcionan las instituciones, para que confíe cada vez más en la Justicia”.
Aunque Superti comenzó negando la existencia de un conflicto entre poderes, luego admitió todo lo contrario. “Hay un entuerto con el Colegio de Magistrados, no con el Poder Judicial”, sostuvo, en alusión al comunicado de la institución contra el gobierno. Y cargó contra los sectores de la Justicia que se “resisten”: “Estoy absolutamente convencido de que hay sectores que no quieren el cambio”, insistió Superti.
–¿Y por qué cree que hay resistencias al cambio?
–Es fácil: el sistema de transparencia modifica las cuotas de poder. No es que los jueces o los fiscales no vayan a tener poder; van a tenerlo, pero para sus funciones, no para otras cosas. Va a haber un desplazamiento de poder. Y hay intereses que se van a ver muy afectados. Por ejemplo: hoy la fuerza que tienen las actas policiales es tremenda; por las actas de un testimonio, de una pericia o de un croquis se puede condenar a una persona. Con el nuevo sistema, si en la audiencia los policías o quienes intervinieron no explican a viva voz qué es lo que vieron o lo que pasó, la prueba no sirve. Son intereses que se van tocando.
La conferencia del ministro fue el viernes 20 de noviembre; el lunes 23, en sus primeras declaraciones luego del viaje comercial por Malasia y Singapur, donde se enteró del fallo que absolvió a Fraticelli, el gobernador Binner hizo una fuerte crítica: dijo que lo que ocurrió con el ex juez de Rufino “fue producto del contubernio entre el Poder Judicial y el político” y agregó: “Si yo fuera juez de la Corte, renunciaría después del fallo”.
RETRUCO. Los misiles de Binner y Superti dieron de lleno en el seno de la Corte. El miércoles 25, apenas terminado el encuentro semanal que mantienen los ministros en Tribunales, contestaron las imputaciones del gobierno con un comunicado formal. Según los integrantes del máximo tribunal, es un error del gobernador suponer que la revisión en segunda instancia del Caso Fraticelli –que es un argumento más en favor de la reforma del sistema penal– obedece a la “falta de compromiso” de los magistrados en la transformación “del sistema penal y del sistema judicial en su conjunto”.
Sobre la sugerencia de renunciar a sus cargos, respondieron: “Luce desproporcionada”. Y, en esa línea, atacaron también el principal capital político de Binner: su mesura. “La prudencia y la mesura política constituyen, hoy más que nunca, valores que deben ser preservados de modo especial por las autoridades que ocupan cargos de responsabilidad política, por encarnarse en ellas la representación del poder institucionalizado. Es deseable que las opiniones que dichas autoridades expresan, más allá de la firmeza y convicción con que las mismas sean expuestas, encuentren un límite en la debida consideración y respeto que, en el marco de las relaciones institucionales, se deben entre sí los distintos poderes del Estado”, indicaron los jueces en su documento.
Luego desmintieron una de las insinuaciones más repetidas del gobierno –la supuesta funcionalidad del cuerpo a los intereses de la oposición, que era gestión cuando los actuales miembros de la Corte alcanzaron sus cargos– argumentando que es una mera generalización: “Resultan preocupantes las manifestaciones respecto de una supuesta connivencia o pacto entre el Poder Judicial y referentes políticos, sin precisar casos concretos, ni indicar los elementos demostrativos de tan grave imputación. No puede dejar de advertirse que toda generalización no hace más que poner en tela de juicio la independencia de todos los magistrados y contribuye a alentar la desconfianza hacia uno de los poderes del Estado, impidiendo discernir responsabilidades concretas”.
VALE CUATRO. El gobierno se quiso quedar con la última palabra, antes de que se precipitaran los hechos, y una vez más el gobernador emitió señales hacia la Corte, sin éxito. El martes, mientras se sucedían las negociaciones en el máximo órgano de la Justicia santafesina, Binner volvió sobre el tema. “Nunca van a escuchar que le digamos a la Corte lo que tiene que hacer”, sostuvo el gobernador ante la prensa. “La Corte sabe lo que tiene que hacer; está en la Constitución y es su obligación”.
Pero agregó que la revisión de la causa contra Fraticelli, ordenada por la Corte nacional, hace visibles los errores de la Justicia santafesina. “Hay que aceptarlo, cualquiera se puede equivocar”, comentó.
–Pero, ¿es un error? ¿Usted cree que pasó eso: una simple equivocación?
–Sí. Hay un sistema que es contrario a los acuerdos, contrario al pacto de San José de Costa Rica. Se llama inquisidor; viene de Inquisición. Y en la Inquisición el mismo que acusaba era el que juzgaba. Por suerte ahora no se quema a la gente en la plaza.
Aquella mañana también le pidieron una opinión sobre la figura de Rafael Gutiérrez:
–¿Le hace bien al cuerpo?
–Es un derecho del cuerpo.
–Pero Gutiérrez es familiar de Carlos Reutemann.
–Pero es un derecho que tiene el cuerpo de elegir a su conducción –repitió Binner.
–¿Qué opina de él, lo conoce?
–Sí, bastante lo conozco, claro. Pero es un derecho que tiene el cuerpo –insistió el gobernador.
–A la Justicia, ¿le puede afectar en algo?
–Yo creo que todos los sistemas se tienen que mejorar desde adentro y no desde afuera. Nuestro gobierno en estos dos años ha ido mejorando, y estoy muy conforme con todos los logros que se consiguieron: las obras que se inauguraron y las que están en marcha.
EN LA MESA. Ese martes –1º de diciembre–, después de nueve horas de debate, se hizo oficial la decisión de la Corte. Un escueto parte de prensa informó: “El Dr. Rafael Francisco Gutiérrez ha sido electo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe para el año 2010, de acuerdo a lo previsto por el artículo 20 de la ley 10.160”. El siguiente comunicado ratificó que Gutiérrez también estará al frente del Tribunal Electoral, secundado por Ricardo Silvestri y Daniel Amadio –juez de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario y juez de la Cámara de Apelación en lo Penal de Santa Fe– como vocales titulares y por Elena Virginia Ramón y Raúl Cordini –jueza de Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario y juez de Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe– como vocales suplentes.
Aunque se especuló hasta último momento con la posibilidad de un empate –lo que abría chances a la ministra Gastaldi de ocupar la Presidencia por primera vez– lo cierto es que al final la decisión fue colocar al más duro –en términos de oposición política– de los candidatos a la cabeza de la Justicia.
Jorge Sansó de la Madrid escribió en La Capital: “A pesar del propio Gutiérrez, su elección está signada por la pelea entre oficialismo y oposición. Unos y otros ven en su nombre una reedición de la misma batalla. Los oficialistas lo sindican como el exponente más opositor entre los ministros de la Corte y hacia él, aseguran, estuvieron los dardos dirigidos por Binner cuando refirió a componendas entre el Poder Judicial y los gobiernos justicialistas de Jorge Obeid y Carlos Reutemann. Pero la alusión más destinada a Gutiérrez de las dichas por el jefe del Ejecutivo parece ser la que refiere a que los ministros se niegan a la reforma para no perder privilegios del pasado”.
EL CASO DEL JUEZ SAURÍN. El ministro de Justicia Héctor Superti se manifestó disgustado con la tarea de los fiscales y, en particular, del procurador de la Corte, Agustín Bassó, en el caso del juez Rubén Saurín, que estuvo involucrado en un hecho de hurto de energía a mediados de año, causa archivada por su colega Jorge Patrizi a principios de agosto.
Superti dijo, en medio de una conferencia de prensa en la que explicaba los nuevos mecanismos que se aplicarán en la Justicia provincial con el objetivo de volver los procesos más transparentes: “En un caso en el que está involucrado un juez (Saurín) por hurto o estafa, nosotros tenemos conocimiento de que la Fiscalía quería llevar adelante pruebas, y luego, cuando la Fiscalía apela el archivo (decidido por Patrizi), el fiscal de Cámara desiste de esa apelación”.
El argumento de Superti contra Bassó es el siguiente: “El Ministerio Público es uno solo pero ambos (la Fiscalía y la Cámara de Apelaciones) dependen de Bassó. Entonces, o Bassó no sabe lo que pasa en el Ministerio Público o está convencido de que estaba bien desistir. Sería bueno que se lo explique a la comunidad, porque es un caso muy sensible”.
El ministro explicó que, una vez que se pongan en marcha los nuevos mecanismos en el ámbito de la Justicia santafesina, se irá explicando permanentemente a la sociedad cada paso que den jueces y fiscales. “Habrá un consejo regional que controlará el funcionamiento de las fiscalías; eso les dará la fuerza y la confianza que hoy, más allá de lo que haya ocurrido, la gente ha perdido”.
Superti resumió el caso: “Se archiva la causa; la fiscal (Graciela Parma) apela el archivo y el fiscal de cámara, que es el jefe de la fiscal Parma, desiste de la apelación. Entonces, si el jefe de esos fiscales, que es el doctor Bassó, no sabía, algo anda mal porque es un caso muy sensible; y si sabía que se desistía de la apelación, sería bueno que explique por qué”.
–¿Hay una defensa corporativa?
–Yo estoy explicando un hecho objetivo: una apelación de una fiscal, desistida por su jefe ante la mirada del jefe de los dos.
–Pero el implicado es un juez...
–Claro. Al estar implicado un juez, en un tema sensible como el hurto de energía eléctrica, eso aumenta la expectativa de la gente por saber qué está pasando en la Justicia.
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