El domingo mi viejo me contó que a Manny Pacquiao lo
durmieron hace un par de años arriba de un ring de un piñón en la cara.
Inmediatamente fui a buscar el video y sí, lo desmayaron de una trompada al
entonces campeón mundial de alguna de las ochocientas categorías que existen en
el mundo del boxeo. Tres años después de ese knock out (a manos de un púgil
mexicano de primera clase de apellido Márquez) el filipino protagonizó junto a
Floyd Mayweather Jr. la autoplocamada “pelea del siglo”. Aparentemente, “Manny”
era el único boxeador en actividad capaz de tumbar a “Money” (ambos se
pronuncian casi idénticamente: Mani), el mega campeón. O, al menos, de quitarle
el invicto de 47 peleas. Desde el sábado, por si no se enteró, ya son 48.
Mientras Mayweather y Pacquiao peleaban en Las Vegas, Manu Ginóbili jugaba su último partido de la temporada en la NBA.
Yo de boxeo no sé nada. Incluso, no me gusta. De hecho, no
creo que deba ser considerado deporte, ya que son dos “atletas” cuyo objetivo
es dañar físicamente al rival; es decir, arruinarle su herramienta de trabajo,
destruirle el cuerpo. Es solo una opinión entre muchas otras que la pueden
contradecir, así que no se enoje amigo lector. Lo importante es que, como no
podía ser de otro modo, miré la pelea con un amigo en casa. Un verdadero
fiasco. Me aburrí desde el comienzo hasta el final. Creo que me quedé dormido en
alguno de los rounds también. Me in-dig-né. Siempre lo mismo con Mayweather. Y
este Pacquiao, ¿a quién le ganó? Un bodrio. Como las peleas del Chino Maidana y
las de Maravilla Martínez después que le ganó al hijo de Chávez. Una estafa.
¿Pero y yo por qué esperaba otra cosa? ¿Qué creía que iba a
ver: Rocky IV? ¿Balboa contra Iván Drago pegándose sin parar durante doce
asaltos? ¿Y yo qué entiendo de boxeo para esperar eso? Y sí. Me jodo por gil. Y
los doscientos tipos que vi hoy indignados en Facebook por lo horrible que fue
semejante circo y una bolsa de 300 millones de dólares que también se jodan,
porque de seguro saben de boxeo como yo. Y también ví las peleas del Chino
Maidana con Mayweather y me parecieron igual de embolantes. Pacquiao 36 años y
Mayweather 37. Las postrimerías de sus carreras. La pendiente final y yo, sin
saber porqué, expectante de ver algo que no me gusta.
¿Por qué, eh? Porque aunque nos esmeremos en negarlo, o no
aceparlo, la publicidad, la propaganda, los medios de comunicación en general,
el cine, las redes sociales y la industria cultural dominantes nos fríe el
cerebro a los que entendemos poco y nada. A los que consumimos lo que, por
insistencia, nos meten en la cabeza que tenemos que comer. ¿O acaso nuestra
representación del boxeo no son las peleas de la saga de Rocky? ¿Y qué tiene
que ver eso con el boxeo real? Nada, pero no lo sabemos. Y si no subestimamos
la ficción del cine, mucho menos la de las publicidades televisivas o 2.0.
¿Cómo puede ser que ya se sepa cuál es “la pelea del siglo” cuando recién hemos
transitado apenas 15 años del mismo? Amén que ya debe ser como la quinta o
sexta pelea del siglo. ¿Quién era Pacquiao en mi vida hasta hace 3 semanas?
Nadie. Pero durante tres semanas pareció ser el Mr. Músculo de cualquier ama de
casa que se me aparecía por todos lados (siempre adentro de la casa, obvio) sin
que yo se lo pidiera. Y “Money” supongamos que fue la Heineken que siempre
media entre miradas y sonrisas cómplices en cualquier reunión de amigotes que
están mirando fútbol o queriéndose levantar alguna esbelta joven caucásica. O
en el plano periodístico, que Messi solo juega bien en Barcelona y en la
selección no hace nada, aunque tenga casi más promedio de gol con la celeste y
blanca que con la azulgrana.
Y sí. Así de fácil es venderle algo a alguien que no lo
necesita, publicidad mediante. Peor aún: así de fácil es venderle a alguien la
necesidad de algo que no necesita. Mientras tanto, un ratito antes en la noche
del sábado, el mejor deportista argentino del siglo (y tal vez de la historia)
muy probablemente se haya retirado de la actividad en un partido electrizante
que se definió en el último segundo de juego. Pero Manu Ginóbili dejó de vender
hace un par de años ya. Ya está pelado. Y por eso en la radio no hablaron de
él… ni de mí.
Publicada en Pausa #153, miércoles 6 de mayo de 2015
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