viernes, 7 de noviembre de 2014

Transgresión

Otro yo mismo, por Mari Hechim

En cuarto año del secundario una está de vuelta de muchas cosas. Una valora más a los amigos que a la propia familia, por ejemplo, y se dice: es la gente que yo elijo. Además, en un año terminás la escuela y, en mi caso, imaginaba que me iba a ir a vivir a Rosario, a estudiar filosofía, a vivir libre como un pájaro, como quien dice. Has empezado a romper lazos, y, en esta historia, a discutir y confrontar con personas que tienen diferentes visiones del mundo. No va que la profesora de literatura nos dice que para el día de la madre nos tocaba a 4to. “A” leer una redacción y que escribamos. Viene y dice, “Usted Hechim, lee su composición ese día”. Se me erizó la piel pensando en qué pensarían los amigos de la escuela si yo leía semejante porquería. Le dije que no, que de ninguna manera, que lo que había escrito eran puras mentiras, que yo a mi vieja la odio, le dije, así: “A mi vieja en realidad la odio, no voy a andar leyendo esas macanas”.
La tipa que sí, las va a leer, porque yo lo decido. Y yo, que no, que jamás. Y su torpe imaginación le indica que conviene una amenaza y va y me dice: “Si usted no lee su composición, le voy a tener que poner un uno en la libreta”. Ahí me callé. Me quedé callada porque me tomó por sorpresa, cómo me va a decir eso, y, es honesto decirlo, porque la amenaza fue eficaz.
Llega el dichoso día de la madre, el salón de actos lleno, toda la escuela Normal ahí adentro, el himno, no sé qué, anuncian mi lectura. Voy caminando despacio, subo a la tarima/escenario y me paro delante del micrófono. Mis compañeros de 4to. “A” estaban a mi izquierda, mirándome, y yo iba a leer semejante sarta de estupideces sobre la linda mamá que protege y cobija adelante de toda la escuela. Justamente a pocos días del asesinato del Che, yo diciendo dulzuritas de la madre. Sabía muy bien que lo que había escrito no ameritaba una lectura pública. Así que di un paso atrás, alejándome del micrófono, y empecé a leer con voz muy baja línea por línea de lo escrito.
Ahí se armó. La directora chillaba al pie del escenario dirigiéndose a mí. Mis compañeros se mataban de la risa y me aplaudían. Todo el mundo se puso a hablar y discutir mientras yo terminaba de leer la redacción que nunca nadie escuchó. Y no me llevé a rendir literatura.

Publicada en Pausa #145. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

1 comentario:

jose antonio dijo...

otro yo mismo, BRILLANTE como definicion de una personalidad intensa, mantenida en el anonimato e ignorada por tus compañeros mas cercanos.