Otro yo mismo, por Mari Hechim
En cuarto año del secundario una está de vuelta de muchas
cosas. Una valora más a los amigos que a la propia familia, por ejemplo, y se
dice: es la gente que yo elijo. Además, en un año terminás la escuela y, en mi
caso, imaginaba que me iba a ir a vivir a Rosario, a estudiar filosofía, a
vivir libre como un pájaro, como quien dice. Has empezado a romper lazos, y, en
esta historia, a discutir y confrontar con personas que tienen diferentes
visiones del mundo. No va que la profesora de literatura nos dice que para el
día de la madre nos tocaba a 4to. “A” leer una redacción y que escribamos.
Viene y dice, “Usted Hechim, lee su composición ese día”. Se me erizó la piel
pensando en qué pensarían los amigos de la escuela si yo leía semejante
porquería. Le dije que no, que de ninguna manera, que lo que había escrito eran
puras mentiras, que yo a mi vieja la odio, le dije, así: “A mi vieja en
realidad la odio, no voy a andar leyendo esas macanas”.
La tipa que sí, las va a leer, porque yo lo decido. Y yo,
que no, que jamás. Y su torpe imaginación le indica que conviene una amenaza y
va y me dice: “Si usted no lee su composición, le voy a tener que poner un uno
en la libreta”. Ahí me callé. Me quedé callada porque me tomó por sorpresa, cómo
me va a decir eso, y, es honesto decirlo, porque la amenaza fue eficaz.
Llega el dichoso día de la madre, el salón de actos lleno,
toda la escuela Normal ahí adentro, el himno, no sé qué, anuncian mi lectura.
Voy caminando despacio, subo a la tarima/escenario y me paro delante del
micrófono. Mis compañeros de 4to. “A” estaban a mi izquierda, mirándome, y yo
iba a leer semejante sarta de estupideces sobre la linda mamá que protege y
cobija adelante de toda la escuela. Justamente a pocos días del asesinato del
Che, yo diciendo dulzuritas de la madre. Sabía muy bien que lo que había
escrito no ameritaba una lectura pública. Así que di un paso atrás, alejándome
del micrófono, y empecé a leer con voz muy baja línea por línea de lo escrito.
Ahí se armó. La directora chillaba al pie del escenario
dirigiéndose a mí. Mis compañeros se mataban de la risa y me aplaudían. Todo el
mundo se puso a hablar y discutir mientras yo terminaba de leer la redacción
que nunca nadie escuchó. Y no me llevé a rendir literatura.
Publicada en Pausa #145. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
de Santa Fe y Santo Tomé.
1 comentario:
otro yo mismo, BRILLANTE como definicion de una personalidad intensa, mantenida en el anonimato e ignorada por tus compañeros mas cercanos.
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