Estela de Carlotto encontró a Guido, el nieto 114. El
trasfondo científico y los casos en Santa Fe.
El hallazgo del nieto 114 por parte de Abuelas de Plaza de
Mayo reavivó el interés de la sociedad en la búsqueda de los bebés –hoy
adultos– apropiados en forma ilegal durante la última dictadura. En Santa Fe,
como en el resto del país, se multiplicaron las consultas en la Secretaría de Derechos
Humanos de la provincia, algo que ya había ocurrido en marzo cuando la Casa Cuna entregó sus
archivos de la dictadura a la provincia y a los organismos de derechos humanos.
En la provincia, hasta ahora, se logró restituir la
identidad de siete hijos de desaparecidos, todos nacidos en cautiverio durante
el terrorismo de Estado. Hay otros siete casos que se están investigando y que
aún no fueron resueltos. Los siete nietos recuperados en Santa Fe son Ana Laura
Hisi, Ximena Vicario, María Pía Klotzman Barral, Paula Cortassa Zapata, Laura
Catalina De Sanctis Ovando, Sabrina Valenzuela Negro y Matías Nicolás Espinosa.
Entre los 400 casos aun no resueltos hay siete que se están
investigando y que corresponden a bebés secuestrados en la provincia entre 1976
y 1983. Se trata de los hijos de las parejas Ayastuy-Bugnone, Valenzuela-Negro,
Carlucci-Fina, Busaniche-Delgado, Capoccetti-López Torres, Coutada-Lagrutta y
Machado-González.
Índice de abuelismo
¿Cuál fue el trasfondo científico del encuentro de Estela de
Carlotto con su nieto Ignacio Hurban (Guido Montoya Carlotto) luego de 36 años
de búsqueda? Esteban Rosso, especialista en ADN y Rastreo de Datos de la Universidad Nacional
de Litoral (UNL), explicó cómo se determina el “índice de abuelismo”,
fundamental para determinar la filiación de una persona.
“El interés de las Abuelas de Plaza de Mayo fue siempre
encontrar a sus nietos desaparecidos, pero los padres no estaban presentes y en
su momento no se disponía de las técnicas para determinar el vínculo en forma
directa. Las herramientas de ese momento permitían el análisis directo para
determinar el vínculo de un padre con su hijo, pero no entre un abuelo y un
nieto. Frente a esa imposibilidad, comenzó la búsqueda de ayuda nacional e
internacional. Las Abuelas se contactaron con un genetista exiliado en Estados
Unidos, que a su vez los conectó con una especialista en Estadística aplicada a
los estudios de filiación, que fue quien pudo desarrollar los cálculos para
poder relacionar la información genética de los abuelos con la de los posibles
nietos y tratar de establecer el denominado índice de abuelismo”, indicó Rosso,
docente de la Cátedra
de Biología Celular y molecular de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL.
Lo más importante en estos casos es poder vincular dos
filiaciones, aún faltando los padres, algo que es posible por los avances en
materia genética: “Una persona posee la mitad de su información genética que le
dio su padre biológico y la mitad que le dio su madre biológica, una
información organizada de a pares. A su vez, nuestros padres recibieron su
información genética de nuestros abuelos de la misma manera. Por lo tanto, mi
información genética, si yo fuera el nieto en cuestión, debería ser compartida
de la siguiente manera: la mitad con la información genética de mis abuelos
paternos y la otra mitad con la de mis abuelos maternos”, especificó Rosso.
Según el especialista, los niveles de abuelismo se pueden
determinar en un índice del 99,9%, igual al que se establece de padre a hijo,
es decir, de paternidad: “En este caso particular (por el nieto de Estela de
Carlotto) se logró ese índice debido a que la información genética con que se
contaba pertenecía al padre desaparecido, Walmir Oscar Montoya, y de Laura
Carlotto (hija de Estela). Era una información completa sobre la cual se podía
buscar”.
Nota relacionada: “No quería morirme sin abrazarlo”
En Pausa #139, miércoles 13 de agosto de 2014. Pedí tu
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