jueves, 14 de agosto de 2014

Un abrazo que despertó la alegría de todo el país

Estela de Carlotto encontró a Guido, el nieto 114. El trasfondo científico y los casos en Santa Fe.

El hallazgo del nieto 114 por parte de Abuelas de Plaza de Mayo reavivó el interés de la sociedad en la búsqueda de los bebés –hoy adultos– apropiados en forma ilegal durante la última dictadura. En Santa Fe, como en el resto del país, se multiplicaron las consultas en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, algo que ya había ocurrido en marzo cuando la Casa Cuna entregó sus archivos de la dictadura a la provincia y a los organismos de derechos humanos.
En la provincia, hasta ahora, se logró restituir la identidad de siete hijos de desaparecidos, todos nacidos en cautiverio durante el terrorismo de Estado. Hay otros siete casos que se están investigando y que aún no fueron resueltos. Los siete nietos recuperados en Santa Fe son Ana Laura Hisi, Ximena Vicario, María Pía Klotzman Barral, Paula Cortassa Zapata, Laura Catalina De Sanctis Ovando, Sabrina Valenzuela Negro y Matías Nicolás Espinosa.
Entre los 400 casos aun no resueltos hay siete que se están investigando y que corresponden a bebés secuestrados en la provincia entre 1976 y 1983. Se trata de los hijos de las parejas Ayastuy-Bugnone, Valenzuela-Negro, Carlucci-Fina, Busaniche-Delgado, Capoccetti-López Torres, Coutada-Lagrutta y Machado-González.

Índice de abuelismo
¿Cuál fue el trasfondo científico del encuentro de Estela de Carlotto con su nieto Ignacio Hurban (Guido Montoya Carlotto) luego de 36 años de búsqueda? Esteban Rosso, especialista en ADN y Rastreo de Datos de la Universidad Nacional de Litoral (UNL), explicó cómo se determina el “índice de abuelismo”, fundamental para determinar la filiación de una persona.
“El interés de las Abuelas de Plaza de Mayo fue siempre encontrar a sus nietos desaparecidos, pero los padres no estaban presentes y en su momento no se disponía de las técnicas para determinar el vínculo en forma directa. Las herramientas de ese momento permitían el análisis directo para determinar el vínculo de un padre con su hijo, pero no entre un abuelo y un nieto. Frente a esa imposibilidad, comenzó la búsqueda de ayuda nacional e internacional. Las Abuelas se contactaron con un genetista exiliado en Estados Unidos, que a su vez los conectó con una especialista en Estadística aplicada a los estudios de filiación, que fue quien pudo desarrollar los cálculos para poder relacionar la información genética de los abuelos con la de los posibles nietos y tratar de establecer el denominado índice de abuelismo”, indicó Rosso, docente de la Cátedra de Biología Celular y molecular de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL.
Lo más importante en estos casos es poder vincular dos filiaciones, aún faltando los padres, algo que es posible por los avances en materia genética: “Una persona posee la mitad de su información genética que le dio su padre biológico y la mitad que le dio su madre biológica, una información organizada de a pares. A su vez, nuestros padres recibieron su información genética de nuestros abuelos de la misma manera. Por lo tanto, mi información genética, si yo fuera el nieto en cuestión, debería ser compartida de la siguiente manera: la mitad con la información genética de mis abuelos paternos y la otra mitad con la de mis abuelos maternos”, especificó Rosso.
Según el especialista, los niveles de abuelismo se pueden determinar en un índice del 99,9%, igual al que se establece de padre a hijo, es decir, de paternidad: “En este caso particular (por el nieto de Estela de Carlotto) se logró ese índice debido a que la información genética con que se contaba pertenecía al padre desaparecido, Walmir Oscar Montoya, y de Laura Carlotto (hija de Estela). Era una información completa sobre la cual se podía buscar”.


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