Se terminaron las vacaciones de invierno. Sí, así de trágico
como suena. Para los padres, es cierto, representa cierto alivio porque ahora
ya saben qué hacer con el hiperkinetismo que le supieron alimentar a sus hijos
e hijas: que se la agarren con los profesores en las escuelas que para eso les
pagan. Pero para los que no somos padres ni madres, y tenemos que volver al
trabajo, es un pelotazo en contra (resaca del Mundial, sepan entender).
Tengo amigos (no sé cómo todavía) en varias ciudades que me
alojan en sus casas (no sé cómo todavía) y eso me da la chance de tomarme unos
días fuera de los lugares de rutina. Y en esos días me transformo en lo que
debo ser: un turista hecho e izquierdo (soy zurdo y encabezo la lucha por el
reconocimiento nominal de nuestros derechos). Sí, y no me da vergüenza serlo y
manifestarlo. Si viajo, soy un extranjero que está de paseo por esas calles y,
en consecuencia, corresponde comportarme como tal. ¿Y cómo se comporta un
turista? O bien, ¿qué características lo distinguen y lo hacen inconfundible?
Les diría que me acompañaran en uno de mis viajes para que verifiquen en mí
mismo la respuesta… pero como no me gusta estar con mucha gente, decidí
escribir el “Manual del Buen Turista”, y que el Pausa lo publique como un
insert en la próxima edición… pero no me dieron bola y entonces es el tema de
mi quincenal columna. He aquí, pues, algunas instrucciones y tips de lo que,
mediante un proceso inductivo, pudimos concluir que debe hacer y ser el buen
turista:
1.- Uniforme. Todo miembro de un grupo social (en este caso,
el turista) debe poder identificarse con una vestimenta: gorrita, mochila,
lentes de sol, zapatillas deportivas, cámara en mano e, infaltable, riñonera
enganchada abajo del ombligo. En el caso de los hombres: bermudas con medias
3/4 levantadas y, tal vez, botinas montañesas con 40º a la sombra. Esto, claro,
en verano. En invierno, en vez de bermuda pantalón, un jogging subido hasta el
ombligo y listo el pollo.
2.- Expresividad y/o gesticulación. Mirar para todos lados
como si estuviéramos diciendo “¡¿dónde hay un famoso, dónde, dónde?!”. Así
alguno seguramente vas a encontrar. O, en su defecto, le provocarás lástima y
se acercará a saludarte por su propia cuenta. Y así obtenemos esa foto de
perfil de Facebook tan anhelada. No olviden enviarla inmediatamente a sus
grupos de Whatsapp… No todos revisan Facebook cada 5 minutos.
3.- Gastronomía. Estar en cualquier parte del mundo... y sin
embargo buscar una parrillada. O, en el peor de los casos, un Mc Donalds.
4.- Tecnología. Olvidarse de cargar la batería de la
cámara... o del celular con cámara.
5.- Deportes. En el caso de ser turista masculino, lo
identificará fácilmente cuando lo vea lucir la camiseta del club de su ciudad o
barrio. En el caso de la turista femenina... es la que va caminando con cara de
“sacate esa remera por favor, que apesta del olor a chivo” al lado del de la
camiseta del club del cual es fanático.
6.- Arquitectura. Un buen turista cada 2 minutos mira para
arriba... aunque no haya nada que mirar.
7.- Varieté. La bolsa en la mano con algún regalo para un
familiar o amigo. En mi caso, son regalos para mí mismo, por lo general, pero
la bolsa es lo que cuenta.
8.- Accesorios. Luego de 3 semanas, te das cuenta de que la
mochila está sobrecargada al cuete... Sólo usaste el 10% de las cosas que
llevás dentro. Pasado ese período notás que, aunque queden mal y sean
horribles, necesitás una riñonera… tal como anticipé en el punto 1.- Uniforme.
9.- Economía. Pagás cinco veces el precio normal... ¡por
algo que te podrías haber comprado en tu ciudad de origen!
10.- Geografía. Hace unos años hubiésemos dicho que el
turista es aquel que lleva su mirada absorta en el plano de la ciudad (que el
ACA le vendió a un precio cinco veces más caro que lo normal). El turista 2.0
es aquel que es capaz de seguir las instrucciones de su GPS con la mayor de las
sumisiones, aunque eso lo lleve a un recorrido de 15 cuadras a la derecha, 4 al
norte, 72 metros para atrás, 31 cuadras a la izquierda, 8 cortadas al sur… para
llegar a un lugar al que, si le hubiera preguntado a alguien, hubiese llegado
caminando tres cuadras derecho.
11.- Naturalización. El mejor turista es aquel que ya
comienza a mimetizarse con las costumbres del lugar que está visitando. Por
ejemplo, si fue a Córdoba le encanta la
Mona y vuelve diciéndole “culiado” a todo el mundo. Si fue a
Rosario o Baires (“Baires” indica haber viajado a Buenos Aires) le pone “s
final” a todas las palabras, si fue a Entre Ríos ya no es “pibe”, sino “gurí” o “anda” es “ande” y, por último, se lo
identifica porque cambió la camiseta de su club por la del club de esa ciudad.
En Pausa #138, miércoles 30 de julio de 2014. Conseguilo en estos kioscos.
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