Por Ezequiel Nieva
“No podrán tapar sus culpas. Las muertes los condenan”.
Grabadas en las cruces de Plaza de Mayo, esas palabras simbolizan una lucha
–que ya lleva una década– por verdad y justicia. El lunes 29 de julio se
cumplieron 10 años de la aparición pública de la Marcha de las Antorchas,
que todos los martes y todos los 29 se reúne en el corazón de la plaza de mayo
para recordar la inundación pero también para exigir “justicia en todo y para
todos”.
La apropiación del espacio público como lugar de lucha es
una de las marcas del grupo. “Vinimos a alborotar el gallinero”, dice Graciela
García, una de sus integrantes. Ese alboroto contribuyó a mantener activa la
causa judicial que investiga la catástrofe de 2003, cuando todas las señales
institucionales parecían dar por cerrado el tema. Los inundados resistieron sin
darles descanso a los inundadores.
Carlos Reutemann, Jorge Obeid, Horacio Rosatti, Marcelo
Álvarez, Edgardo Berli, Ricardo Fratti, Claudio Tibaldo, Adriana Cavutto, Juan
Carlos Mercier, Mario Esquivel, Roberto Rosúa, Martín Balbarrey, Rafael
Gutiérrez, Eduardo Spuller, Roberto
Falistocco: son señalados como los principales responsables políticos de la
inundación y de que la causa judicial haya permanecido inactiva por años.
La Marcha de las Antorchas es estoica y persistente en sus planteos. Aquí, en el acto del 29 de abril de este año. Foto: Olivia Gutiérrez.
Hace 10 años, el 29 de julio de 2003, a tres meses del
ingreso de las aguas del Salado a la ciudad, un numeroso grupo de vecinos de
diferentes barrios se juntaron con el objetivo de poner freno a la impunidad.
Habían pasado las asambleas barriales en el Club República del Oeste y un
encuentro interbarrial en la ex Estación Mitre. Aquel 29 instalaron el Museo y la Carpa Negra de la Memoria y la Dignidad en Plaza de
Mayo.
Con el surgimiento de la Carpa Negra comenzó la Marcha de las Antorchas.
Resolvieron hacerla todos los martes –el día que ingresó el agua a la ciudad– y
todos los 29, con velas en sus manos. De las velas pasaron a las antorchas.
Caminan por la plaza para homenajear a las víctimas y reclamar justicia ante
los Tribunales y la Casa
Gris. Siempre aclararon que su reclamo trasciende la
reparación material: buscan recuperar el valor de la justicia.
En la última década, siempre sostuvieron la necesidad de
justicia y verdad. Y aunque las estructuras profundas del poder real no se
conmovieron por el cambio de color político, la Marcha ya logró una de sus
metas: desde 2003, cuando dejó la
Casa Gris , Carlos Reutemann no pudo volver a pasearse tranquilo por Santa Fe.
Publicada en Pausa #118, miércoles 31 de julio de 2013
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