Sobre la nueva peatonal, en la casi centenaria Biblioteca
Pedagógica, hay un espacio para que los niños de hasta 4 años, junto a sus
padres, entablen su primera relación con los libros.
Por Marina Ramayo
Foto: Olivia Gutiérrez
Foto: Olivia Gutiérrez
La bebeteca Tutú Marambá es el sector para los más
pequeñitos –de 0 a 4 años– de la Biblioteca Pedagógica
y Popular Domingo F. Sarmiento. El espacio se inauguró el 12 de abril en su
sede de San Martín 2839.
El término “bebeteca” no es muy conocido, se forma por la
fusión de la palabra “bebé” con “biblioteca” y refiere a un espacio que combina
el mundo de la lectura, los libros y el disfrute, con la particularidad de
estar especialmente pensado para bebés. Con estos datos ya podemos desterrar de
la imagen las mesas altas, sillas rígidas, silencio de sala de lectura y orden
en las estanterías. Una bebeteca está dotada de libros especiales, hechos de
materiales resistentes y confiables para un uso que incluye el viaje a la boca,
algunos están editados en materiales que permiten llevarlos a la ducha o
bañera, otros son de tela como los libros almohada, los hay con figuras que se
despliegan al abrirlos, con ojos movedizos, títeres… Y en todos los casos, con
mucho color e imágenes. Además, una biblioteca para bebés ofrece almohadones,
algunos juguetes, alfombras.
Desde Pausa nos acercamos, justo estaban de visita los
chicos de la sala de 3 años del Jardín de Infantes N° 174 Olga Cossettini
explorando los libros, cajones y rincones. Al cerrar el encuentro la bibliotecaria
les convidó un cuento e invitó a volver con su familia. Después charlamos con
las dos iniciadoras del proyecto, Micaela Piccini y Mercedes Baldisarri.
Micaela explicó “desde todos lados se hace hincapié en
fomentar la lectura y la apuesta es hacerlo desde la más temprana edad. El
fomento de la lectura no tiene que empezar a los 10 años, porque si no
parecería ser una cosa que tiene que darse como un rayo que cae, te ilumina y vos pasás a ser lector de pronto.
Y no. Todos nos hacemos lectores de diferentes modos; cuanto antes mejor.
Cuanto antes te convidan con algo que es placentero y te gusta, vas a ser
habitué de eso si te genera placer, si es algo saludable, que te va
constituyendo como persona. Inclusive desde la panza se puede convidar literatura
a los chicos. Cuando las madres hemos estado embarazadas les cantamos, les
hablamos… Todos tenemos tantas cosas para decir, para contar, estamos hechos de
palabras”.
Por su parte, Mercedes explicó por qué el nombre, “lo del
proyecto fue coincidente con el fallecimiento de María Elena Walsh, así que en
realidad no dimos muchas vueltas con el nombre… Podría haber sido Manuelita
también. Así que fue eso y ya. Nos pareció que, a pesar de ser un espacio
dentro de otro más grande, tenía que tener un nombre identificatorio”. Asimismo
explicó que la bebeteca “funciona como una parte más de la biblioteca. Nosotras
dos trabajamos de tarde. Si bien por la mañana no hay ninguna de las ejecutoras
originarias de este proyecto, tenemos una compañera que también está muy metida
y que se ocupa de recibir las visitas. Pero es algo nuevo para todos, de modo
que todos estamos probando un poco, conociendo cómo interactuar, qué hacer y
cómo manejarlo”.
—¿Cómo arrancaron con este proyecto?
—Era lo que faltaba en esta biblioteca que está cercana a
cumplir los 100 años en 2015 —dijo Micaela—. Quien fue la directora hasta el
año pasado, María de los Ángeles Tevez, tenía en mente, antes de jubilarse, ver
un espacio de estas características, una bebeteca. Con Mercedes, mi compañera,
nos prendimos. Si bien acá no estamos en un área específica, sí hay ciertas
afinidades. Yo la tengo para con este espacio, porque me interesa, porque estoy
en Abracuentos (una biblioteca itinerante) desde hace ocho años, hice un
postítulo en Literatura Infantil… A las dos nos interesó la propuesta y
mandamos el proyecto a CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares):
uno presupuesta para el proyecto y ellos mandan el dinero. De eso surgió
comprar los puff, alfombras, libros, sillones… Los bebesit los donó la ex
directora, los cajones son parte de la vieja “valija viajera” de la biblioteca.
Reciclando y comprando se armó…
—¿Ya tenían algo de literatura para bebés?
—No, todo esto lo compramos. La sección infantil contaba
desde antes con algún material de tapa dura, pero poquito. Faltaba la parte
para bebés. Se adquirieron en principio unos 120 libros y ahora compramos otra
partida con plata de Cooperadora, que es un pilar fundamental en la Biblioteca. Es una
literatura muy cara y tiene un desgaste muy grande, si bien uno trata de
cuidar.
—¿Por eso se pide el acompañamiento de un mayor?
—Sí, esto no es guardería. Está la idea de habilitar a la
brevedad una hora de lectura pero que sea con padres, abuelos… Porque nosotros
estamos con los chicos un ratito pero después ya no más, por eso es importante
que esté la familia (o las maestras) que son los que están todo el tiempo con
ellos. Encima una biblioteca es un lugar de paso para la gente, la escuela sí tiene un seguimiento con el que
nosotros no contamos. Por eso es fundamental lo del vínculo.
—¿Se inauguró en abril?
—Sí. El proyecto lo hicimos el año pasado, se recibió el
dinero en diciembre. Compramos las cosas, cerramos la biblioteca, volvimos en
febrero y armamos lo más rápido que pudimos. Ahora la idea es aprovechar el
patio que está acá como una parte de la visita de los chicos que vienen con los
jardines.
—¿Cómo hicieron la búsqueda del material que compraron?
—Hay mucha propuesta editorial para esta etapa de los
chicos, en donde se busca calidad estética. En este momento no hay autores
conocidos por el contenido porque entra todo por la vista. Por eso no nos
detuvimos buscando historias, autores con calidad literaria, sino que
perseguimos la calidad estética. Un poco ya sabíamos qué íbamos a comprar y
otro poco son cosas que nos sorprenden cuando vamos a la librería. Vamos
nosotras a hacer la búsqueda, estamos tres horas eligiendo y a lo mejor sólo
traemos 20 libros... En la última compra que hicimos buscamos recuperar la
palabra como parte del libro. Ahí está la importancia del adulto que llena el
relato, él está para relatar lo que falta, ponerle palabras.
—¿Y cómo es la recepción?
—Muy buena y todavía no largamos invitaciones a las
instituciones… El boca en boca funcionó y tuvimos salida en los medios. Es la
primera Bebeteca en una biblioteca pública de la ciudad, es un espacio original
ya que es difícil encontrar atractivos para esta edad. A partir de los 3 o 4
años hay muchas más cosas, porque los chicos ya son más independientes.
Entonces, era una necesidad en la ciudad y la zona. Además intentamos hacer algo
atractivo, colorido, lindo, que dé gusto, placer, de estar.
Como si lo dicho fuera poco, el espacio cuenta también con
un horario muy amplio de atención. Tutú Marambá es un paseo como para no
perderse y, aunque dentro de las salas no se permite tomar mate, uno puede
llevarse el equipo y disfrutar de los libros al aire libre en el patio del
fondo.
Como desafíos a concretar, las bibliotecarias expresaron los
deseos de implementar también el préstamo a domicilio ya que “prestar es la
función de la biblioteca”. Es una meta
que seguramente tendrá concreción.
En detalle
La biblioteca cuenta con servicios de consulta en sala,
préstamo a domicilio, acceso a Internet, catálogo colectivo de Ciencias de la Educación (integrado por
13 bibliotecas de instituciones educativas de nuestra ciudad), consultas por
correo electrónico, videoteca educativa (material no librario), impresión de
listas temáticas, scanner para gráficos y reproducciones, preparación de
bibliografías, entre otros. Está dividida en secciones con espacios físicos y
materiales diferentes.
La sección Infanto Juvenil está preparada específicamente
para el público más joven, se encuentra al fondo del establecimiento, justo
antes del patio donde pueden instalarse los lectores. Cuenta con material muy
variado y es donde funciona la
Bebeteca Tutú Marambá.
Horarios de atención: lunes a viernes de 7:30 a 19:45,
sábados de 9 a 11:45. Consultas y visitas: 4572974. Vía internet, la dirección
es bibpopsf.blogspot.com.ar.
Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario