ESPECIAL 100 EDICIONES
Argentina hizo historia en el derecho civil con la sanción
del matrimonio igualitario.
La lucha por la igualdad es casi tan larga como la historia
de la humanidad. Pero el siglo XXI parece haber nacido para dar batalla: las
minorías quieren abandonar el lugar marginal que históricamente se les asignó y
pelean por sociedades que acepten e integren plenamente las diferencias.
Primero estuvo el debate por la unión civil y, luego, la
sanción de la ley de matrimonio igualitario por el Congreso Nacional el 15 de
julio de 2010: un logro que lleva sobre sus espaldas largos años de luchas y
debates legislativos. La temática también se instaló en el seno de una sociedad
dividida en sus opiniones: las multitudinarias marchas “por la familia”,
promovidas desde colegios católicos y realizadas en distintos puntos del país,
no lograron eclipsar la pelea de los colectivos LGBTT por sus derechos.
Incluso, el periodista y activista Bruno Bimbi convirtió en libro los
entretelones del camino hacia dicha ley, “desde aquellos momentos en que junto
a la Federación
Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans empezábamos,
en 2005, a hablar de la posibilidad de discutir el primer proyecto”.
En 2009 el referente de Vox, Guillermo Lovagnini, señalaba
que en nuestra provincia hay cerca de 200 mil gays y lesbianas que no tienen
ningún tipo de derecho. “No hay que tenerle miedo a nada, somos ciudadanos y
ciudadanas de una provincia en la que nuestro colectivo siempre fue olvidado.
En Rosario, el movimiento gay tiene más de 20 años y la situación es distinta a
la de la ciudad de Santa Fe. En el resto de la provincia es difícil, hay un
ocultamiento total, donde la presión es muy fuerte sobre los activistas y la
gente. Creo que los tiempos van a seguir evolucionando y cuando nosotros seamos
más visibles se van a destruir todos los mitos sobre un mundo que siempre fue
oculto”.
Al mismo tiempo, desde los colectivos trans afirmaban que
sus necesidades varían respecto de las que tiene la comunidad gay y lésbica:
“No estamos contempladas en el uso del derecho porque rompemos el sistema
binario. Desde el colectivo transgenérico estamos transgrediendo el género de nacimiento.
Sin decisión política no podemos avanzar en la inclusión, seguimos con un
sector de la sociedad caído del sistema”.
Algunos caminos comenzaron a abrirse y los temas de género
comenzaron a tomar visibilidad. Así, el año pasado se puso en marcha el Plan
Municipal de Igualdad de Oportunidad entre Varones y Mujeres, cuyo objetivo es
la promoción de programas y acciones que favorezcan la igualdad de
oportunidades desde distintas áreas de la administración local. Sin dudas, la
buena noticia es que entró en juego la incorporación de la perspectiva de
género en las políticas públicas, lo que implica una mirada crítica sobre las
situaciones que generan desigualdad.
Y la forma de nombrar los emergentes tampoco escapa al
debate: la filóloga Teresa Meana Suárez insistió en “incidir paralelamente en
la realidad y en la lengua. Si cambia la realidad, tiene que cambiar en modo de
nombrarla. Y si la diferencia sexual ya está dada en el mundo, lo que tendría
que hacer la lengua es nombrarla”.
DICEN LOS LECTORES
En un medio santafesino, estas noticias son tapa. Primer
gran mérito de Pausa.
Lalo Liberatti
Las leyes deben atender a las realidades. Y ésta fue una
realidad que atender. Ahora a esperar la despenalización del aborto.
Lola Nieva
Una conquista que significó fisurar preconceptos
anquilosados. Ahora vamos por la superación del matrimonio.
María Laura Schaufler
La instancia previa del debate por la unión civil dio lugar
a que más de uno se avivara, se le encendiera la lamparita y entendiera que
hablábamos de derechos civiles (derechos civiles, ¡che! Esos que compartimos
por ser ciudadanos de acá, de este país, con todas las diferencias que tenemos
de por medio) y que éstos deben ser iguales para todos, más allá de las
posturas religiosas y las concepciones estructurales familiares
particulares.
Nany Martínez Almeida
Publicada en Pausa #100, miércoles 29 de agosto de 2012
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