Por Lic. Ramiro
Preguntarse si existe la amistad entre el varón y la mujer es estéril… ya sabemos que existe. Yo, incluso yo, tengo amigas de todo tipo: de las buenas, las malas, de las que deseo sean amigas y de las otras también, resignada y lamentablemente debo confesarlo.
En conclusión, me parece que en vez de ir a por respuestas conocidas, deberíamos preguntar por las condiciones de posibilidad de la amistad entre el varón y la mujer; o viceversa/verso. Es decir, ¿cuándo es posible que un nene y una nena entablen una linda amistad, un bello lazo amistoso?
Y de arranque nomás quiero desechar posibles respuestas líricas o poéticas tales como “siempre es posible, porque el amor y la amistad trascienden géneros, edades, clases sociales, profesiones, etc, etc”. No siempre es posible este lazo amistoso y es eso, oh amigos/as, lo que intentaré aquí develar. ¿Acaso uds afirmarían que podrían ser amigos/as de cualquier individuo? Yo, honestamente, no (no podría ser amigo, por ejemplo, de un filonazi) y quizás por eso, también, cuento con pocos. Ahora, si insisten en su abstracto romanticismo, les recuerdo que el ser humano también es un animal y, por ende, está constituido de instintos, además de ideas y sentimientos… y, creo, éstos son determinantes a la hora de entablar relaciones amistosas entre personas de diferentes sexos.
Diré sin rodeos: la única posibilidad para la amistad entre velludos y depiladas es la ausencia implacable de atracción sexual entre los implicados, aunque alguien reproche que eso sea imposible…
¿Qué entiendo por “amistad”? Amigo/as son dos individuos que se entrelazan; que enlazan sus almas en base a la confianza plena, al diálogo, a la apertura de sus sentimientos, sus ideas, sus delirios… Pueden hablar de todo y saben que en el otro van a encontrar una escucha atenta y, además, que hay plena confianza para no ocultar aspectos que, sin dudas, ante quien no fuera amigo serían vergonzosos. Amigo/a es aquel ante el cual no me paro especulando, viendo qué provecho puedo sacar, qué beneficios me atraería comulgar circunstancialmente con él. Amigo es a quien le puedo depositar mi vida, y ante quien me ofrezco para ser su depositario. Es decir, amigos/as son personas que hablan desde la sinceridad en sus intenciones, palabras y actos. El fin de la amistad es la amistad en sí misma…
A eso le llamo amistad. Y en esta definición es donde encontramos nuestro principal argumento para sostener nuestra hipótesis. La atracción sexual impide este vínculo amistoso porque siempre por detrás rige, entonces, otro fin que condiciona el diálogo: la posibilidad de dialogar pero con los cuerpos… consumar eso que Lita de Lázzari denomina “el seso”.
¿Cuál es el motivo del acercamiento al otro género? Uno que no se dice, que no es sincero ni transparente. Uno no le dice a una piba o pibe: “Hola, quiero acostarme con vos”… a lo sumo pasa un tiempo y ya hay una confianza que no se confunde con la amistad.
Segundo argumento. Charla de amigos…
—Conocí una piba y me gusta. Está muy buena, es linda, me cayó bien, divertida —ya estás imaginándote que encima de sexo podés reírte con ella— y tiene unos… —ahí va un gesto— ¿Cómo la encaro? ¿Cómo le doy a entender que me gusta?
—En primer lugar, evitá por todos los medios la palabra amigo. Nunca jamás le hables de tu ex, no tiene más —otra vez el gesto— que ella, ni es simpática, ni la extrañás, ni te costó el duelo. Pero lo más importante: hacele entender que vos ¡no querés ser su amigo!
¿Les resulta familiar esta situación? Sí, es un universal… Consejo desesperado: si es necesario acudan al “yo no quiero ser tu mejor amigo gay”… puede funcionar.
Tercer argumento. Cuando una persona del sexo opuesto no nos gusta físicamente, ¿qué decimos? “Es simpática” o “Es buena mina”. ¿Qué queremos con ella? Sencillo: una amistad. ¿O acaso alguien se busca amigos antipáticos y traicioneros? ¡No! Uno busca personas confiables y buenas… ¡no estafadores carilindos con quien acostarse!
Para finalizar, dos cosas. A mis allegadas del sexo opuesto les aconsejaría que revisen si alguna vez las llamé “amigas” para que, si en algún momento se me ocurre tocarle las pompas, estén advertidas y nunca me den la espalda. Y segundo, basta de humanismo facilista. Así como no podemos enamorarnos de cualquiera, tampoco podemos ser amigos/as de cualquiera. Lamentablemente, la amistad no ha sido inventada sin intervención de nuestros instintos. Todo lo contrario: ha sido inventada a costa de ellos. Hay personas con las que definitivamente no queremos ser amigos pero que, debido a una alta cuota de baja autoestima, vergüenza, timidez y civilidad, abrazamos para no dejar ir esa ilusión de ser, por fin, Harry 6 años después de haber conocido a Sally.
Publicado en Pausa #87, miércoles 23 de noviembre de 2011
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